Uno ve a las chicas de la Selección Colombia y dice: “caramba, cómo corren, cómo tocan de bien y cómo se ubican en la cancha”. Hace mucho tiempo, las viejas posturas que decían que las mujeres no jugaban bien al fútbol tuvieron que archivarse en bibliotecas de antaño, pues si bien en nuestra sociedad actual no parece tan fácil determinar qué actitudes y funciones deben atribuirse tanto a hombres como a mujeres, el mismo deporte nos da un ejemplo más de cómo eliminar pensamientos dicotómicos y excluyentes.
Y uno ve a María Paula, a Sara y a Laura correr en los partidos como si se jugaran la vida misma; muchas veces en el fútbol no sólo basta la técnica y la técnica, la actitud es un jugador que puede ser determinante en la obtención de un resultado deportivo, idea que hemos recalcado en esta columna en muchas ocasiones. Y aunque muchas veces se haya hablado en periódicos y revistas científicas de que el cerebro de las mujeres trabaja diferente al de los hombres por muchas razones que aquí no interesa traer a colación, una clara conclusión que nos deja ver la práctica es que los seres humanos estamos en potencia de ejecutar ciertas acciones siempre y cuando estén las condiciones físicas y sociales dadas.
Para Sara, María Paula y Laura, ha sido un reto significativo estar en Estudiantes, no sólo aprender de fútbol sino practicarlo de la mejor manera, y eso es valioso, pues es de gran aprendizaje y admiración observar que a veces tengan que pasar por situaciones incómodas en la cancha, y más en un juego de equipo como el fútbol donde existen tantos roces y discusiones. Desde mi punto de vista, la manera como ellas han sabido llevar este importante proceso de adaptación es un elemento que hay que destacar.
Carlos Andrés Escobar B.
Departamento de Psicología
C.A. Estudiantes de la Plata